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2017 Mi año en Tinder

¡Felicidades! ¡Tienes un nuevo match! O una historia de amor sin demasiado amor.


Me rehusaba a utilizar una aplicación para tener pareja pero hasta el momento he tenido historias de éxito: la tecnología al servicio del amor.


Los hombres aparecen quizá en su mejor fotografía, sonrientes, musculosos unos, realizando algún deporte otros; algunos que buscan algo “nuevo” se muestran en pareja y comparten el por qué de una nueva búsqueda pese a su foto acompañado, quizá swingers pero ese es otro tema.


Lo mío fue más sencillo, y alentada por un par de amigas (esas que siempre te ponen al límite o buscan lo mejor para ti) decidí abrir mi cuenta.


¡Bravo! Manos a la obra, a buscar una pareja. ¿Quién me dice que quizá por aquí encuentro al amor?, pensé. Una semana, rápido, a los siete dos hice "match". Él me gustó, yo le gusté, "vamos bien" me dije, como ese coach personal en que te debes convertir tú misma al hacer cosas por primera vez.


El hombre en cuestión y yo organizamos nuestra primer cita: Encontrarnos en un parque lleno de niños y artistas que exponían su trabajo; llegué nerviosa y alegre por hacer algo nuevo en mi vida personal (siempre me han gustado los principios, están llenos de posibilidades).

Atento y atleta, no feo pero tampoco guapo, no hubo click. La noche antes me había imaginado que en esas citas uno conoce a la pareja en cuestión y se abalanza a los brazos de ese nuevo amor como si en ellos estuviera todo el futuro.


Eso no sucedió. Quizá sólo sucede en las películas. No se me puso la piel chinita, sus fotos de Tinder lo mostraban más musculoso de lo que realmente era. Y es que las fotos te hacen producir ilusiones. No era tan interesante ni tan platicador como lo había imaginado; no es que quisiera casi un galán de cine, quería alguien que fuera realmente como sus fotos, sin maquillajes, ni filtros. Un tipo honesto porque yo sí compartía mis fotos actuales, mis momentos naturales sin poses, ni construcciones artificiales. No hubo acuerdo, lo deje irse cobijada por la esperanza de otro "match" en Tinder.


Con un poco menos de esperanza, con la idea de que esto no llegará a más, llegué al segundo encuentro. Sin expectativas, acompañada de un amigo con el que hice un acuerdo: "Si ves que me toco mucho el cabello, mándame un mensaje y saldré rápido de ahí; querrá decir que no estoy a gusto y que de nueva cuenta el hombre en cuestión no me gustó". Después mi cabeza llena de dudas, pensó en la posibilidad:

A una serie de cuestionamientos como éstos se enfrenta una al usar Tinder o cualquier aplicación para encontrar el amor. Pero una vez más fui mi propio coach, ayudada también por mi mejor amiga, quien siempre me quita las telarañas mentales, y de nuevo me lancé a la conquista.


El segundo intento sí fue exitoso. La magia de la plática se hizo presente en nuestro primer encuentro. Un joven poco alto, expresivo como ninguno, con unas manos grandes que al hablar me daban ganas de tomarlas. Una vez y luego otra y otra y otra vez más volvimos a vernos. Aquí sí hubo click, lo que no hubo fue el ingrediente del quizá anhelado amor verdadero; pero sí hubo disposición de ambos lados para conocernos, aunque todo mi cuerpo temblara de tristeza cuando todo se acabó.


Tuve la certeza y el aplomo para comenzar de nuevo, con los ingredientes necesarios para iniciar una relación: la disposición de la búsqueda, la apertura al amor, al conocimiento del otro que está fuera de mí, la voluntad de darme como soy sin dejarme llevar por el miedo que me inmoviliza en cuestión de relaciones casi todo el tiempo.


Y aquí estoy a unos días de terminar el 2017, con mi aplicación de Tinder abierta y ¿por qué no? abierta a querer como se quiere siempre a los grandes amores, como al primero y como al último en esta historia de dos.


XOXO







#selflove #empowerment #amorpropio #tinder

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